Aprende a hacer y rechazar peticiones para mejorar tus relaciones

Hacer y rechazar peticiones de forma inadecuada

Hacer y rechazar peticiones de forma adecuada

Importancia de hacer y rechazar peticiones de forma asertiva

Aceptar y rechazar peticiones asertivamente es importante porque te permite establecer límites y respetar tus propias necesidades, mejorar la comunicación interpersonal y enfocarte en tus propias metas y prioridades:

1. Te permite establecer límites y respetar tus propias necesidades: Al ser asertivo al aceptar o rechazar una petición, estás comunicando tus límites y necesidades de una manera clara y respetuosa. Esto puede ayudarte a evitar sentirte abrumado, estresado o resentido al asumir más de lo que puedes manejar.

2. Mejora la comunicación interpersonal: Ser asertivo al aceptar o rechazar una petición ayuda a establecer una comunicación clara y efectiva con las personas a tu alrededor. Esto puede ayudar a evitar malentendidos o conflictos innecesarios, y a construir relaciones saludables y positivas en el trabajo y en otros ámbitos de la vida.

3. Te permite enfocarte en tus propias metas y prioridades: Al ser asertivo al rechazar peticiones que no están alineadas con tus metas y prioridades, puedes concentrarte en lo que es importante para ti y para tu trabajo. Esto te ayudará a ser más productivo y a lograr tus objetivos con mayor eficacia.

Ejercicios y Guiones Role Playing para hacer y rechazar peticiones de forma asertiva

Ejercicio 1. Hacer una petición

La historia se desarrolla en una oficina de una empresa de publicidad. Dos empleados, Martín y Ana, trabajan juntos en un proyecto importante que deben presentar al final del día. Sin embargo, se han quedado sin tiempo y la tarea parece imposible de completar.

Ana: “No sé qué hacer, Martín. No podemos fallar en esta presentación, pero nos hemos quedado sin tiempo. ¿Qué podemos hacer?”

Martín: “Bueno, tengo una idea. Hay alguien aquí que podría ayudarnos.”

Ana: “¿Quién?”

Martín: “Diego, el chico de IT. Es muy bueno con los ordenadores y sabe qué hacer que todo funcione correctamente. Tal vez pueda ayudarnos a terminar el proyecto.”

Ana: “Pero no conocemos a Diego muy bien, ¿crees que estaría dispuesto a ayudarnos?”

Martín: “No lo sé, pero no perdemos nada con preguntar.”

Martín y Ana se acercan a Diego en su puesto de trabajo.

Ana: Hola Diego. Tenemos que presentar el proyecto y estamos muy apurados de tiempo. ¿Te importaría echarnos un cable para terminarla a tiempo?

Diego escucha atentamente y luego se ofrece a ayudar.

Diego: “Por supuesto que puedo ayudarlos. Sé lo importante que es esta presentación para ustedes y no quiero que fallen. Déjenme ver lo que necesitan y me pondré a ello.

¿Qué te ha parecido? ¿Cómo lo harías tú? ¿Lo puedes aplicar a alguna situación similar que se haya dado en tu vida real?Psicóloga Alicia Jiménez Palacios

Ejercicio 2. Rechazar una petición

Situación: Carmen y Pablo están hablando sobre los planes del fin de semana. Pablo le ha pedido a Carmen que se una a él y a sus amigos para salir a tomar algo, pero Carmen prefiere quedarse en casa para descansar.

Carmen: Hola, Pablo. ¿Cómo estás?

Pablo: ¡Hola, Carmen! Bien, gracias. Oye, este sábado mis amigos y yo vamos a salir a tomar algo. ¿Te gustaría venir con nosotros?

Carmen: Gracias por invitarme, pero en realidad prefiero quedarme en casa este fin de semana.

Pablo: (Enfadado) ¿Por qué siempre tienes que ser tan aburrida? Te extrañamos y sería genial si te unieras a nosotros.

Carmen: Entiendo que quieras que vaya, pero mis decisiones son importantes para mí. No me siento cómoda cuando siento que se me está presionando para hacer algo que no quiero hacer.

Pablo: (Manipulador) Pero, Carmen, todos esperamos que vengas. Estaría guay si vienes con nosotros. No entiendo por qué siempre tienes que ser tan egoísta y arruinar nuestros planes.

Carmen: (Asertiva) Pablo, entiendo tus sentimientos, pero no quiero hacer algo que no me apetece. No es egoísmo, sino que necesito cuidar de mí misma y de mis necesidades en este momento.

Pablo: (Insistente) Pero, si no vienes, me pondré triste y me arruinarás el fin de semana.

Carmen: Pablo, entiendo que te gustaría que vaya, pero no puedo hacerme responsable de tus emociones. Cada uno es responsable de su propia felicidad.

Pablo: (Enfadado) Pues si no vienes, entonces no sé si quiero seguir en esta relación.

Carmen: (Calma y firmeza) Entiendo que te sientas así, pero no puedo tomar decisiones basadas en amenazas o manipulaciones. Mi bienestar y comodidad son importantes para mí, y espero que puedas respetar mis decisiones.

¿Qué te ha parecido? ¿Cómo lo harías tú? ¿Lo puedes aplicar a alguna situación similar que se haya dado en tu vida real?Psicóloga Alicia Jiménez Palacios