Que alguien nos deje por otra persona puede ser uno de los golpes emocionales más difíciles de afrontar. Las preguntas surgen: ¿Por qué no fui suficiente? o ¿Qué tiene la otra persona que yo no tenga? En medio de este torbellino de emociones, es fácil caer en la trampa de culparnos y de sentirnos atrapados en el dolor. Sin embargo, es importante recordar que este no es el final de nuestra historia, sino un capítulo que podemos usar para crecer y reconstruirnos.
Índice
¿Por qué duele tanto que nos dejen por otra?
El dolor de una ruptura se magnifica cuando sabemos que la persona eligió a otra persona. Esto toca directamente nuestra autoestima y el sentido de pertenencia, desencadenando una mezcla de emociones como tristeza, enojo, confusión y rechazo.
La autoestima está vinculada a cómo valoramos y percibimos nuestra valía personal. En una ruptura donde hay «reemplazo», es común interpretar este acto como un reflejo directo de nuestras «deficiencias». Pensamientos como «No fui suficiente» o «¿Qué tiene esa persona que yo no tengo?» pueden surgir, intensificando el sentimiento de rechazo. Este rechazo toca profundamente porque amenaza la imagen que tenemos de nosotros mismos y nos lleva a cuestionar si somos dignos de amor o si fallamos de alguna manera clave. En este contexto, las inseguridades latentes se amplifican.
También afecta a nuestro sentido de pertenencia. Como seres sociales, las relaciones románticas nos proporcionan una conexión emocional y un lugar al que sentimos que «pertenecemos». Cuando alguien nos deja por otra persona, se rompe este sentido de inclusión y se genera una sensación de exclusión.
Este evento puede evocar un instinto primario relacionado con el temor al abandono y la pérdida de nuestro grupo, algo que desde una perspectiva evolutiva ha sido crucial para la supervivencia. Hoy, esto se traduce en un golpe emocional que cuestiona nuestra importancia en la vida de los demás.
Además, la ruptura no solo implica la pérdida de nuestra relación, sino también de las expectativas que teníamos sobre ella. Como expliqué en una de mis sesiones, las rupturas actúan como un duelo relacional. No solo lamentamos la ausencia de la persona, sino también el futuro que habíamos imaginado juntos. Es un proceso humano y legítimo que debe ser reconocido y trabajado.
Los primeros pasos para sanar: Abrazar el dolor y procesarlo
El primer paso para sanar es validar nuestras emociones. No hay un manual para superar el rechazo, pero permitirnos sentir y expresar el dolor es crucial.
En una de mis primeras sesiones con una paciente en una situación similar, creamos un espacio seguro para que pudiera hablar sin miedo al juicio. Comenzamos con preguntas sencillas: ¿Qué sientes en este momento? o ¿Qué pensamientos vienen a tu mente al recordar la ruptura? El objetivo era normalizar su experiencia, recordándole que lo que sentía no era una muestra de debilidad, sino una reacción natural al dolor.
Un ejercicio que sugiero es el de escribir un diario emocional. Dedica unos minutos al día a volcar tus pensamientos en papel. Sin censura, sin ediciones. Este acto sencillo puede ser enormemente liberador, ayudándote a identificar patrones emocionales y a descargar el peso de las emociones acumuladas.
El impacto en la autoestima: Cómo reconstruirte desde dentro
Una ruptura puede hacer que nuestra autoestima se desplome. Sin embargo, es fundamental entender que nuestro valor personal no depende de cómo otros nos traten.
En mi experiencia, trabajar la autoestima requiere recordar quiénes somos fuera de la relación. Un ejercicio poderoso consiste en hacer una lista de logros y fortalezas personales. En una sesión, ayudé a una paciente a identificar momentos en los que se sintió orgullosa de sí misma. Desde pequeñas victorias, como aprender algo nuevo, hasta grandes metas alcanzadas. A menudo se nos olvidan estos logros en nuestros momentos bajos.
También trabajamos en crear afirmaciones positivas, como:
- Soy suficiente tal como soy.
- Esta experiencia no define mi valor.
- Soy capaz de superar esto y más.
Adicionalmente, el autocuidado juega un papel vital. Practicar un acto diario que te brinde alegría —ya sea meditar, cocinar tu comida favorita o pasar tiempo en la naturaleza— puede recordarte que mereces amor, empezando por el tuyo.
Aceptación y nuevos comienzos: ¿Cómo seguir adelante?
Aceptar no significa resignarse ni estar de acuerdo con lo que pasó, sino soltar la necesidad de respuestas o control sobre lo que no podemos cambiar. Este es un proceso activo y liberador que nos ayuda a avanzar hacia un futuro más saludable.
Para fomentar esta aceptación, introduje prácticas de mindfulness en una sesión con una paciente. Meditaciones simples de 5 minutos, enfocadas en la respiración, le ayudaron a dejar de lado las preocupaciones del pasado y a centrarse en el presente. (Puedes encontrar meditaciones de calidad en nuestro canal de YouTube)
Además, una herramienta poderosa que recomiendo es el Tablero Visual. Crear un tablero visual con imágenes y palabras que representen tus metas y aspiraciones futuras, puede ser un recordatorio constante de todo lo que aún está por venir. Este ejercicio transforma el enfoque, de mirar al pasado a construir un futuro emocionante.
Este es solo un capítulo de tu vida
Ser dejado por otra persona duele, pero no define quién eres ni tu valor como ser humano. Es un capítulo, no el libro completo de tu vida. Como le dije a una paciente al finalizar nuestras sesiones: Eres mucho más que esta experiencia. Este dolor no será eterno, y lo que aprendas de él te hará más fuerte y resiliente.
Cierra los ojos por un momento y piensa: ¿Qué sueños tienes que aún esperan por ti? Esta es tu oportunidad para redescubrirte, priorizarte y avanzar hacia una vida llena de posibilidades.
Recuerda, no estás sola. Cada paso que des hacia tu bienestar cuenta. Y cuando mires hacia atrás, verás lo lejos que has llegado.