La crianza de los hijos es una de las experiencias más gratificantes y desafiantes de la vida. A medida que los padres, tenemos la importante responsabilidad de educar a nuestros hijos y brindarles las herramientas necesarias para que se conviertan en adultos felices, equilibrados y exitosos. Sin embargo, no existe una fórmula única para la crianza, ya que cada niño es único y requiere un enfoque personalizado.
En este artículo, exploraremos algunos consejos prácticos que pueden ayudarte en esta maravillosa aventura de educar a tus hijos.
Índice
Establece límites claros y consistentes
Los niños necesitan límites para sentirse seguros y aprender a autorregularse. El objetivo de la disciplina es ayudar a que los niños elijan los comportamientos aceptables y aprendan a autocontrolarse. Es posible que pongan a prueba los límites que establezcas, pero son imprescindibles para que se conviertan en adultos responsables.
Establece reglas claras y explícales las consecuencias de no seguirlas. Algunas reglas pueden incluir, por ejemplo, no jugar a los videojuegos hasta que estén hechas las tareas y no permitir golpes, insultos o burlas hirientes.
Sé consistente al aplicar las normas para evitar confusiones. Es recomendable que implemente un sistema. Por ejemplo, una advertencia seguida de las consecuencias que, a ser posible, tengan que ver con la trasgresión efectuada. Por ejemplo:
Norma: Dejar la bicicleta en el garaje después de usarla.
Advertencia: «Recuerda siempre guardar la bicicleta en el garaje cuando termines de usarla, es importante mantener el orden y evitar obstrucciones en el pasillo».
Consecuencia: Si el niño no cumple la norma y deja la bicicleta fuera del garaje, una posible consecuencia podría ser que se le restrinja el uso de la bicicleta durante un período de tiempo determinado. De esta manera, el niño aprenderá la importancia de seguir las normas establecidas y desarrollará responsabilidad en el cuidado de sus pertenencias.
Un error frecuente que cometen los padres es no seguir adelante con las consecuencias. No puede disciplinar a los niños por una mala contestación un día e ignorar el hecho al día siguiente. Ser consistente les hace sentir más seguros y les enseña qué sus actos tienen consecuencias.
Fomenta una comunicación efectiva.
Mantén una comunicación abierta y honesta con tus hijos.
No puede esperar que los niños hagan todo sólo porque usted como padre «así lo dice». Desean y merecen explicaciones al igual que los adultos. Si no dedicamos tiempo a dar explicaciones, los niños comenzarán a cuestionarse nuestros valores y motivaciones. Los padres que razonan con sus hijos les permiten entender y aprender.
Si hay un problema, descríbelo, expresa tus sentimientos e invita a tu hijo a buscar juntos una solución.
Debes estar dispuesto a escuchar sus sugerencias. Negocia con ellos. Los niños que participan en la toma de decisiones están más motivados a llevarlas a cabo.
Escucha activamente sus preocupaciones, ideas y emociones. Respeta su opinión y evita juzgarlos. Así promoverás un ambiente donde se sientan seguros para expresarse.
Fomenta el desarrollo de sus habilidades sociales
Ayuda a tus hijos a desarrollar habilidades sociales alentándolos a interactuar con otros niños y adultos. Enséñales a resolver conflictos de manera pacífica, a compartir y a colaborar en equipo. Estimula su empatía hacia los demás.
Promueve su autoestima y su confianza
Tus hijos asimilan su tono de voz, su lenguaje corporal y todas sus expresiones. Tus palabras y acciones como padre tienen un impacto en el desarrollo de su autoestima más que ninguna otra cosa.
Reconoce y celebra los logros de tus hijos, por pequeños que sean. Eso hará que los niños estén orgullosos. Bríndales palabras de aliento y apoyo.
Permite que hagan cosas por sí solos; hará que se sientan fuertes y capaces. Ayúdalos a establecer metas realistas y a superar los desafíos. Permíteles tomar decisiones y aprender de sus errores.
Por el contrario, los comentarios denigrantes o las comparaciones negativas con otros niños los hará sentir inútiles.
Evita las afirmaciones tendenciosas o el uso de palabras hirientes. Los comentarios del tipo «¡Qué tontería!» o «¡Andas como un pato!» pueden causar el mismo daño que los golpes físicos. Elije las palabras con cuidado y se compasivo. Di a tus hijos que todas las personas cometen errores y que tú les vas a querer igual, aunque en ocasiones no apruebes su comportamiento.
Establece rutinas y hábitos saludables
Las rutinas proporcionan estructura y seguridad a los niños. Establece horarios para las comidas, el sueño, el estudio y el juego. Fomenta hábitos saludables como la higiene personal, una alimentación saludable y la actividad física.
Demuestra que tu amor es incondicional
Como padre, tienes la responsabilidad de educar y guiar a tus hijos. Sin embargo, la forma en que te expresas cuando le corriges tiene una gran influencia en la forma en la que el niño la recibe.
Cuando tengas que corregir a tu hijo, evita echarle la culpa, hacer críticas o buscar defectos; todo esto puede debilitar su autoestima y provocar resentimiento en el niño.
Haz un esfuerzo por educar y alentar, incluso cuando tengas que imponer la disciplina. Asegúrate que sepan que, aunque deseas y esperas algo mejor la próxima vez, tu amor es incondicional.
Bríndale una disciplina positiva
Utiliza la disciplina de manera positiva, enfocada en enseñar y corregir en lugar de castigar. Establece consecuencias lógicas y razonables. Evita el castigo físico y las humillaciones. Fomenta la reflexión y el aprendizaje de las lecciones.
¿Te paraste a pensar cuántas veces al día “abroncas” a tus hijos? Es posible que ni te hayas dado cuenta que los criticas muchas más veces que los felicitas. ¿Cómo te sentirías tú si solo recibieses críticas, aunque fuera con buenas intenciones?
El mejor enfoque es reconocer las buenas conductas: “Qué bien que hiciste los deberes tú solo, ¡genial!” Los comentarios positivos son la mejor recompensa para tu hijo, y serán mucho más eficaces a la hora de conseguir una buena conducta que las reprimendas constantes.
Se un modelo a seguir
Recuerda que tus acciones dicen más que tus palabras. Los niños pequeños aprenden mucho sobre cómo actuar al observar a sus padres. Cuanto más pequeños, más le imitan.
Antes de reaccionar agresivamente o discutir frente a su hijo, piensa en lo siguiente: ¿es así como desea que el niño se comporte al enfadarse? Se consciente de que tus hijos te están observando.
Sé un modelo a seguir positivo para tus hijos. Demuestra respeto, honestidad, paciencia y empatía en tu vida diaria. Ellos aprenderán mucho más de lo que dices a través de lo que haces.
Disfruta de tiempo de calidad juntos
El tiempo compartido fortalece la relación y ayuda en su desarrollo.
Dedica tiempo de calidad a tus hijos. Es probable que no haya nada en el mundo que a los niños les guste más que pasar tiempo con sus padres.
Participa en actividades que les gusten y que fomenten el vínculo afectivo. Establece momentos para conversar, jugar y reír juntos. Si no dispones de mucho tiempo, puedes levantarte unos minutos antes para poder desayunar junto a sus hijos o dar un paseo con ellos cuando llegues del trabajo. Los niños que no reciben la atención que desean de sus padres a menudo sobreactúan o se comportan mal porque, de ese modo, por lo menos recibirán su atención.
Puedes llegar a descubrir que es muy gratificante programar tiempo para pasar con tus hijos. Planifica una «noche especial» cada semana para estar juntos y deja que ellos te ayuden a decidir qué les gustaría hacer.
No te sientas culpable si trabajas. Los niños recordarán las pequeñas cosas que hacéis juntos, por pequeñas que sean, como algo entrañable. Por ejemplo, juega con ellos, crea canciones con rimas pegajosas, proporciona acertijos y adivinanzas graciosas…
Sé consciente de tus propias necesidades y limitaciones como padre
Entiédelo: No eres un padre perfecto. Eres sólo un ser humano intentado criar a tus hijos lo mejor posible. Reconoce y cultiva tus habilidades, e intenta trabajar en lo que creas son tus puntos débiles (por ejemplo, ser más coherente con la disciplina). Intenta que tus expectativas sean realistas, y se compasivo contigo mismo.
Cuando te sientas agotado, reserva un tiempo para ti mismo y para tu pareja. Centrarte en tus necesidades no te convierte en una persona egoísta. Simplemente quiere decir que te preocupas por tu propio bienestar, que inevitablemente repercutirá también en el bienestar de tus hijos.
Educar a los hijos es una tarea desafiante pero llena de gratificaciones. Espero que estos consejos prácticos te puedan ayudar. Recuerda que cada niño es único y requiere un enfoque personalizado.
Escucha a tus hijos, respétalos y bríndales amor incondicional. Con dedicación y paciencia, les estarás preparando para enfrentarse a los desafíos de la vida y alcanzar su máximo potencial.
¡Disfruta de esta maravillosa aventura de ser padre!
BIBLIOGRAFÍA:
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